Nutrición y desarrollo

🕑 19 de febrero, 2025.

La Fundación IBO aborda el desafío de la desnutrición en la isla de Ibo mediante un enfoque integral que identifica sus causas estructurales y busca implementar soluciones sostenibles, con el objetivo de generar un modelo replicable en otras comunidades.

La desnutrición es una de las principales causas de la baja esperanza de vida, la alta mortalidad infantil y las deficiencias cognitivas en la adolescencia. A nuestro juicio, la primera barrera a romper para empezar a desbloquear el círculo negativo de la pobreza.

La correlación entre nutrición y desarrollo es crítica durante la gestación y la infancia; impacta en el futuro desarrollo personal y, por ende, en el progreso de la comunidad.

Al igual que en muchos lugares del mundo, la mala alimentación en la isla de Ibo está determinada no tanto por la escasez de alimentos como por su incorrecta manipulación; dietas desequilibradas, mala calidad del agua, falta de higiene personal y el desconocimiento de normas básicas de seguridad alimentaria. Además, factores como la desestructuración familiar y la ausencia de planificación familiar inciden directamente en la posibilidad de mantener una nutrición adecuada.

Muchas mujeres jóvenes, a menudo niñas, con varios hijos y sin una formación mínima, enfrentan serios problemas familiares. Esto las desborda, llevándolas a descuidar la alimentación y el bienestar de sus hijos; perpetuando el ciclo de malnutrición y pobreza.

En el proceso de escucha que utilizamos para detectar las necesidades de la población, es común encontrar adultos que presentan dificultades cognitivas significativas, como la incapacidad de retener y procesar varios conceptos simultáneamente. Esto limita la comunicación que, sumada a la falta de autoestima y timidez, lleva a muchas personas a fingir comprensión y aceptación de todo lo que se les dice.

Estudios realizados en más de dieciocho países subdesarrollados muestran que el aumento de ingresos en los sectores más pobres no siempre mejora la calidad alimentaria. En muchos casos, este incremento se destina a la adquisición de alimentos más apetecibles y sabrosos, sin considerar su valor nutricional o su costo.( 1)

En el análisis del comportamiento, encontramos también que existen múltiples presiones y deseos que compiten con la alimentación. Por ejemplo, a menudo una parte desproporcionada de los ingresos se destina a bodas, fiestas y funerales; eventos en los que resulta crucial demostrar un buen estatus social. Del mismo modo, el acceso a la televisión y a los teléfonos móviles suele reducir los recursos destinados a fortalecer la salud.

Estas pautas sociales representan un cierto freno al desarrollo, ya que un aumento en la ingesta calórica, acompañado de adecuados nutrientes, mejora la salud general, la productividad de la comunidad y, en consecuencia, su progreso.

A diferencia de otras ONG que se limitan a proporcionar alimentos sin generar ningún cambio, el centro nutricional de la Fundación IBO ha desarrollado un enfoque integral. Nuestro objetivo va más allá de la simple provisión de alimentos; buscamos generar un cambio estructural y sostenible en la comunidad, evitando la dependencia de ayuda externa y fomentando la autosuficiencia nutricional adecuada mediante programas de formación.

Nuestro centro ofrece programas de varias semanas en los que participan niños desnutridos con sus madres y mujeres embarazadas. Se les enseñan normas básicas de higiene, tratamiento del agua, preparación de papillas equilibradas con productos autóctonos, y se imparten talleres de planificación familiar y empoderamiento de género.

Es un enfoque holístico para abordar una situación compleja y constituye una parte esencial de nuestro proyecto de desarrollo integral, que busca romper el ciclo de pobreza a medio y largo plazo.

El centro está localizado en una gran casa colonial, cedida en ruinas por el gobierno para este propósito. Su rehabilitación no solo permitió la implementación del proyecto, sino que también contribuyó a la preservación y rehabilitación del patrimonio arquitectónico del barrio colonial de Ibo.

Cuenta con un amplio patio central, con un pozo hidráulico de gran capacidad que abastece lavabos y baños; una cocina moderna, en isla, para facilitar las clases; un gran comedor; una sala de diagnóstico equipada con balanzas y cintas MUAC para medir el nivel de nutrición, y una oficina administrativa donde se lleva a cabo un meticuloso registro de los datos de las actividades para la medición del impacto que generamos.

Está dirigido por una nutricionista local, formada en la Universidad de Tanzania, y colaboramos con la administración provincial de sanidad.

Gestionado por trabajadores locales, cuenta también con activistas de la comunidad, algunos voluntarios, que identifican a los niños desnutridos a través de los jefes de barrio y hacen seguimiento de los hábitos adquiridos en los programas durante los seis meses siguientes. Además, algunas mujeres que han completado exitosamente los programas influyen positivamente en otras que lo necesitan, participando activamente en las formaciones.

Este sistema ha demostrado ser efectivo y motivador.

Probablemente, podría replicarse en otros lugares y sustituir los modelos basados únicamente en la distribución de alimentos, que tan a menudo se aplican en países en desarrollo. Si bien en algunas regiones del mundo la falta de alimentos es un problema real, en la medida de lo posible, la ayuda no debería limitarse solo a la importación y distribución de estos.

Nuestro centro también se complementa con el “Espaço das Crianças”, un centro lúdico de estimulación donde los niños, dirigidos por activistas locales, participan en actividades como juegos, cantos, bailes y diversas expresiones artísticas.
Estas dinámicas promueven la socialización, la creatividad y el fortalecimiento de la autoestima; aspectos clave para el desarrollo personal.

Si bien nuestro centro es asistencial y requiere financiamiento constante para su adecuado funcionamiento, su orientación es hacia la sostenibilidad y la autonomía alimentaria de la población a mediano y largo plazo.

Con una infraestructura capaz de atender a más 300 niños al año, sabemos que las necesidades en Ibo son mucho mayores.

Gracias a las mejoras que hemos conseguido en equipamiento y en nuestro equipo humano, hoy estamos preparados para llegar aún más lejos; lo que nos permitiría asimilar una centena de niños adicionales con prácticamente los mismos costes fijos.

Tenemos la convicción de que el verdadero cambio nace del conocimiento, la colaboración y la capacidad de las comunidades para forjar su propio destino.

(1) “Poor Economics: A Radical Rethinking of the Way
to Fight Global Poverty”** – Abhijit V. Banerjee y Esther Duflo
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